Permitidme que empiece un post dedicado a las redes sociales del siglo XXI con la historia de un señor japonés de principios de siglo XVII.
La historia de Toshiro Hasegawa comienza en los oscuros callejones del puerto de Tokio. Huérfano, pobre y sin trabajo, se ve obligado a pedir limosna, a fin de no morir de hambre.
Una mañana brumosa, un gran saipán llegó al puerto procedente del continente. Toshiro, movido por la curiosidad, se acercó a él. Los marineros tendieron la pasarela, por la que descendió un anciano enjuto, tocado con el manto ámbar propio de los monjes budistas. El joven, cediendo a la costumbre, tiende la palma de la mano hacia el anciano. El monje, posando sus ojos profundos en el mendigo, le dice: “No te daré ni oro, ni comida, ni vestidos. No los tengo. Pero puedo darte un consejo con el que podrás cambiar tu destino:…
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