Por eso, mi carta va para ellos, pero lo que pido no es para mí. Más bien lo que doy son las gracias, sinceras y de corazón, a esos Reyes que cada día, de Enero a Enero y vuelta a empezar, lo dedican a trabajar, vivir y soñar por y para la gente que les rodea. Son ellos y ellas quienes hacen de este un mundo mejor, y vale la pena dedicar un tiempo al día para pensar en ellos, valorar su labor y lo que nos aportan cad
Presupongo que mi blog, entre sus lectores, no cuenta con niños o adultos que sigan creyendo en sus Majestades los Reyes Melchor, Gaspar y Baltasar. Y si me equivoco, pido sinceras disculpas porque no es mi intención acabar con las ilusiones de nadie. Pero sí, los Reyes Magos, como tal, no existen.
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