El profesor debe comprometerse en la causa, invirtiendo el proceso educador donde el alumno pasa de ser una caja vacía de contenidos a un ser consciente, fomentando así, mediante la estimulación de la autonomía y la libertad con métodos dialógicos y participativos, el crecimiento individual del estudiante, en un juego dialéctico de acción-reflexión donde el alumno construya así sus propios conocimientos.
El término empoderamiento surge de la noción de empowerment, “el cual se crea en los Estados Unidos –implementada en los años setenta- como una respuesta a la crítica sobre ineficacia de la política que favorecía a las instituciones y olvidaba a las personas” (Montero, 2004).
En el ámbito educativo, el componente teórico parte de la pedagogía crítica propuesta por Paulo Freire, desde la necesidad de una práctica liberadora y emancipadora del estudiante basada en su empoderamiento como vía para la transformación individual (elevar sus niveles de confianza, autoestima y capacidad del sujeto) y colectiva (mejora de la interacción social).
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