Por fin se han despejado todas mis dudas.
Después de años y años dejándome los cuernos en el trabajo, y ver cómo hasta el más tonto subía hasta lo más alto y era ascendido e incluso recompensado con despachos propios y cargos vacios de contenido sólo para que no dieran mucha guerra; por fin, llega el artículo que pone los puntos a las «íes».
Que talento ni que talento…
Eso ya no se lleva, faltaría más. Lo que ahora se lleva son unos bonitos zapatos a juego con tu cabeza vacía, no te vaya a dar por pensar.
Zapatos hace mucho que no uso, soy más de vaqueros y deportivas… corbatas tampoco, soy de la escuela de Mañez. Pensaba que con un trabajo eficiente y conocimientos sobre la matería sería suficiente, no caí en la cuenta que había que ser cuñado o primo o familiar de tercer grado de alguien influyente para ascender.
Pensé…
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