Nota : escribí el corazón de este artículo hace días, hablando de todo esas conversaciones y temas que dejamos pendientes… Hablando de lo que no hacemos por temor a qué dirán y de lo que hacemos justo para que no digan… Ambas cosas ahora pierden tanto sentido… Justo ahora, en este momento, lo pendiente nos estalla en la cara. Lo que tenemos pendiente con otros se aleja, se posterga y se hace casi imposible y eso nos desespera… Nos da miedo que ya nunca podamos hacer aquello que dejamos pasar porque no nos sentíamos con fuerzas. Sin embargo, lo que tenemos pendiente con nosotros se nos pone delante en la agenda, incómodo, imparable, rotundo e inevitable.
Lo dejamos todo para luego… Y ya ves, ese luego se demora, se escapa, se esfuma o tarda demasiado… ¿Qué sentido tiene ya? ¿A dónde se han ido esos prejuicios y ese temor a fallar o hacer el ridículo? ¿Dónde quedan esos minutos que nunca tuvimos para dedicárselos a algo que nos gusta o a permanecer en silencio con esa persona a la que amamos? ¿Dónde están las palabras que no nos atrevimos a pronunciar o las que dijimos de más pensando que siempre tendríamos tiempo a rectificar y enmendarlas?
Nunca tuvimos tiempo para nada de lo que realmente deseábamos y necesitábamos de verdad y ahora esa decisión nos quema el alma…
Nos hemos pasado tanto tiempo diciendo que no teníamos tiempo mientras por dentro pensábamos que más adelante podríamos, que ya llegará la hora de afrontar lo pendiente, y lo postergamos hasta casi nunca. Y no llega, porque le…
Ver la entrada original 1.134 palabras más